El pasado mes de enero hice uno de los viajes más esperados de mi vida. Viéndolo ya con perspectiva, me doy cuenta de lo especial que fue, lo mucho que disfruté y todos los recuerdos que siempre guardaré de esa semana maravillosa.
Ir en Enero a Nueva York es cuento menos, arriesgado, lo sé, pero de alguna forma, era el momento. Fue un viaje familiar, lo quería hacer y ahora más que nunca me doy cuenta de que tenía que hacerlo.
Con una semana tuvimos tiempo para ver muchísimas cosas. No lo vimos todo, pero sí lo que en ese viaje, llevábamos en mente ver. Me preparé el viaje a conciencia (como me dice mi señor marido, a las cosas que me hacen mucha ilusión les otorgo todo mi interés y con aquellas que no me interesan lo más mínimo, derivo a tierra, lo sé ¿?¿no le pasa a todo el mundo?¿? 🙂 Llevaba planeado día a día lo que teníamos que ver y por dónde nos teníamos que mover, eso sí, luego allí el control del mapa y las calles… ya no fue cosa mía, digamos que delego cuando llega esa parte. Prefiero ir con la cámara en mano a ir con el mapa.
Soy consciente de que hay gente realmente amante de NY, que viaja allí todos los años y que disfruta paseando por sus anchas calles. También he podido ver la cantidad de blogs y de información disponible en la red para preparar un viaje inolvidable. Para nuestro viaje, me estudié, literalmente, la web de Guía turística de Nueva York, un espacio con muchísima información y muy útil.
La verdad, me cuesta un poco hacer una lista tan breve, pero sin duda si tuviese que remarcar 5 cosas de mi viaje a NY, serían las siguientes:
1. Ubicación, hotel y desayuno: Creo que tener el “campamento base” bien situado es clave. Después de leer alguna que otra opinión en Tryp Advisor, nos decantamos por el Radisson Martinique. Nos pareció que estaba genial (partiendo de que las habitaciones no son demasiado grandes por lo general), además tenía seguridad 24h (que me encantó porque soy bastante miedosa) y un desayuno con un bacon DE INFARTO. Claro está, depende mucho del planteamiento que se lleve, nuestra idea era madrugar y tirarnos a la calle para andar, andar y andar. Es cierto que hay mucha gente que prefiere viajar algo más relajado, pero nosotros coincidimos en que queríamos hacerlo así. Aprovechamos la ciudad de día, anochecía a las 4 de la tarde, por lo que con un desayuno potente, el día, era nuestro. Estaba situado en pleno Midtown, como se puede ver, pegado al Empire, el edificio más especial (junto con el Flatiron) bajo mi punto de vista.
2. Ver la ciudad desde uno de sus rascacielos: Un día soleado, a las 9:30h de la mañana nos decidimos a subir los 86 pisos del Empire State Building y ver Manhattan desde las alturas. Fue en ese momento cuando me dí cuenta de que aquello era real, estaba en la Gran Manzana, en el escenario de tantas y tantas películas que había visto en la televisión. Aprovecho para comentar que no cogimos ninguna de las tarjetas turísticas (tipo City Pass), no me gustaba la idea de tener que ir por tener que ir. Soy más de donde me apetezca, cuando me parezca. ¿Perdimos dinero? la verdad, no lo creo.
3. Gallagers Steak House: pizzas, hamburguesas, rebozaditos, asiáticos…supongo que habrá sitios maravillosos donde comer, pero así, a simple vista, no se ven. Tuvimos la suerte de que unos meses antes habían ido unos primos míos y nos recomendaron este espectacular sitio. Sólo con el escaparate de chuletones de la entrada ya te va quedando claro lo que te espera (obviemos mi modo esquimal), una carne muy rica y una salsa de la casa que sin duda, triunfó. En pleno Broadway, con una barra de cócteles típica americana y un ambiente de lo más relajado. ¡Ah sí! y con un servicio compuesto por todo hombres (como peculiaridad). Y como una comida, no es tal sin un buen postre…una NY Cheesecake, no podía faltar, estaba claro. Todo súper bueno, carete, pero muy recomendable para darse un pequeño festín.
4. Brooklyn y un paseo inolvidable por DUMBO: Las que hemos sido fieles seguidoras de Goosip Girl sabemos perfectamente que Brooklyn es un lugar con un encanto especial. No sé si quizá es porque todas nos esperamos encontrar con Dan Humphrey al pasear por sus calles, pero lo que sé es que cuando lo ves, como pasa con casi toda la ciudad, tienes esa sensación de haber estado ya allí antes. Después de cruzar el impresionante puente de Brooklyn, pasear por sus calles y descubrir Manhattan desde esta otra perspectiva preciosa, te das cuenta de que todo allí, es muy especial. Sin duda, si me fuese a vivir una temporada a NY, ¡me encantaría vivir en Brooklyn!… bueno vale, lo reconozco, aquí mi corazón está dividido, también viviría en Greenwich Village, no puedo negar que es otro lugar cargado de encanto.
5. Madison Square Garden, un auténtico show deportivo: Digamos que no soy una especial seguidora de la NBA, pero sabía que ir a Nueva York y ver un partido de los Knicks era un capricho que había que darse.
Compré las entradas con un mes de antelación (quizá algo más) y lo hice a través de ticketmaster. No tuvimos ningún problema, las entradas me llegaron a través de email dos días antes del partido y el acceso al estadio fue rápido y sin ninguna complicación. No podía haber funcionado mejor.
Una vez dentro del Square Garden, la magia del Show no se apiada de ni uno sólo de los allí presentes. Sin quererlo, sientes una necesidad imperiosa por comprar todos los productos de merchandising de la tienda oficial. Y es muy fácil que sin haberte dado cuenta, acabes sentado con unos “apludidores”, un vaso de los Knicks de refill, una caja de palomitas y el consiguiente perrito….la fiebre yankee se apodera de tí. Entonces, comienza el espectáculo: Cheerleaders, gritos de “DEFENSE”, un speaker que levanta de su asiento hasta al más fiel guardián de la compostura (véase a mí), intermedios con máquinas de lanzar camisetas, música en directo…. en las dos horas y media no paras de estar distraído con una cosa u otra. Me pareció algo muy peculiar. Una experiencia que sí o sí tendríamos que experimentar todos los turistas en NY.
En definitiva, Nueva York es un lugar que todos los habitantes de la tierra conocemos, aún sin haber estado allí. Es también muy normal, que haya rincones que puedan, de alguna forma, decepcionar (en mi caso esto me pasó con Times Square) y otros, cuya realidad supere con creces cualquiera de las ficciones (Zona Cero). Un lugar caro en cuanto a alojamientos, pero inmensamente hospitalario cuando te adentras a conocerlo. Un sinfín de espacios que te dejan perplejo y un montón de personas que caminan rápido, para no dejar pasar sus sueños.
Espero que si vas/o vuelves a NY, disfrutes tanto con yo lo hice.
¡Que tengáis una feliz semana!
Olga.
6 Comments
carmen86
29 marzo, 2017 at 10:53A mi me encataría ir pero con los peques….
FemmeRoad
12 abril, 2017 at 09:49Hola Carmen! cuando los peques sean más mayores seguro que será un gran momento 😉 !
Martita
29 marzo, 2017 at 16:02jejeje me encanta cómo lo cuentas!!!
xoxoxoxox
FemmeRoad
12 abril, 2017 at 09:50🙂 🙂 🙂
lolita-diges
29 marzo, 2017 at 16:04Yo he estado en dos ocasiones y siempre me ha tentado ir a ver un partido, sin embargo, he acabado en un musical, que tb está muy chulo
FemmeRoad
12 abril, 2017 at 09:54Hola Lola, efectivamente yo conozco a mucha más gente que ha ido a ver musicales que a ver el basket! supongo que es cuestión de gustos!!!! seguro que las dos opciones no decepcionan! Habrá que ir varias veces para comprobarlo 🙂